Enfermedades

Enfermedades

—Te miro la cara y no soy capaz de reconocerte… has cambiado tanto en tan poco tiempo. Todo parecía ir perfecto y mírate; no sabes en quién te has convertido, ¿verdad? Lo suponía. Yo tampoco soy capaz de reconocerte. Siempre te he querido y ahora, en cambio, no puedo pensar en nada bueno que tenga que ver contigo. Durante mucho tiempo fuiste la persona a la que más quise, aunque ahora seas a la que más odio. Me has hecho tanto daño… Se me rompe la voz y se me aguan los ojos al pensar en el momento que estás atravesando, pero siento tanto asco al verte que mi instinto es alejarme de tu lado, aunque en el fondo no pueda. Comprende que ya no lo soporto más. Lo único que puedo asegurarte es que en cualquier momento esto acabará, de una forma u otra. Sólo espero que encuentres la valentía para salir de esta cueva antes de que sea demasiado tarde. 

Al levantar la vista del suelo no me sorprende lo que veo, mi reflejo. Inmediatamente, mis ojos viajaron hasta las numerosas cicatrices que formaban parte de mis muñecas y, en cierto modo, también de mi. Un nudo se apodera de mi pecho al ser consciente de la gravedad de todo esto, pero hay enfermedades contra las que no se puede luchar, y cuando la desesperación es tan intensa que sientes que no te quedan fuerzas para enfrentarla, no tienes más remedio que dejarte arrastrar por ella.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *